—= 117 — y los que escapaban a la muerte quedaban desfigurados, cuando no ciegos o contrahechos. — ¿Como Camilo, que tiene toda la cara marcada y es tuerto? — Dices bien, como Camilo, que es un triste ejemplo del error que cometen los que no cumplen tan benéfica ley. Ese pobre niño nació cuando la vacunación era ya obli-
Empleados municipales revisando la leche que se vende al pueblo.
gatoria, pero sus padres, gente ignorante, creyendo que es malo vacunar a los niños, se valieron de toda clase de arti- mañas para engañar a las autoridades sanitarias, y el chico nunca fué vacunado. Pronto llegó el castigo natural de esa falta: el niño enfermó de viruela y después de estar mu- chos días entre la vida y la muerte, curó para quedar como tú sabes.
Como los padres de Camilo, hay muchos que si pudie- ran no harían vacunar a sus hijos; por eso debe existir una
