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— 118 — ley que los obligue; si asimismo algunos consiguen bur- larla, son, felizmente, los menos. — Pero, desde que el mal es para ellos... — También el mal sería para ti si no fueras a la escuela; por eso tus padres, que tienen más experiencia, están en el deber de evitarte ese mal, obligándote a que te instru-


¡IBOR

Niñas que cumplen con placer la ley que obliga concurrir a la escuela.

yas aun contra tu voluntad. Deberes muy semejantes a éstos de los padres para con sus hijos tienen los gober- nantes con respecto al pueblo, y en cumplimiento de ellos es que dictan leyes y lo obligan a que las respete.

Además, si te fijas un poco, verás que el mal no es só- lo para quien no se vacuna, pues la viruela es muy con- tagiosa, y un enfermo puede ser causa de que se desarrolle la peste en toda una casa y aun en un pueblo entero. Por