— 151 — rriente, pero, por desgracia, no pudo terminar esta em- presa; y por último, entre otras muchas mejoras que in- trodujo, debe mencionarse la fundación de la Sociedad de Beneficencia, encargada de atender los hospitales, asilos y escuelas de niñas.
En fin, el tercer gran intendente fué don Torcuato de Alvear, nombrado más o menos cincuenta años después de Rivadavia, es decir en 1880.
Alvear prosi- guió la obra de aquél; llevó el adoquinado a las calles apartadas, que por carecer de él no pro- gresaban; abrió nuevasavenidas, El antiguo teatro Colón, después de demolida entre ellas la de cdi Mayo, que es hoy una de las mejores vías que posce la ciudad; hizo plantar árboles en las aceras de las calles anchas, y se ocupó igualmente de la higiene de los cemen- terios, de los hospitales y de los mercados; en una palabra, transformó la ciudad, que conservaba aún un aspecto colo- nial, dándole en pocos años el de una capital europea.
Para conseguirlo, Alvear tuvo que luchar mucho, pues no todos lo comprendían; y bastantes veces debió echar mano de su carácter enérgico. Se cuenta que deseando su- primir la Recoba vieja, que dividía en dos la actual plaza
