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— 154 — los consternados pasajeros, a la que siguieron las de ¡soco- rro! ¡salvémonos! lanzadas con la desesperación que da el convencimiento de que todo esfuerzo es inútil e imposible. El fuego avanza con desesperante rapidez ... los tumbos del buque revelan ya los estragos del voraz elemento... ¡comienza a hundirse!... La tripulación trabaja esforzada y abnegadamente, pero todo es en vano.


Incendio del vapor « América p. (Cuadro de Juan M. Blanes.)

La más espantosa confusión sucede a la alegría de mo- mentos antes. Todos corren en busca de salvavidas y lu- chan por conseguir uno. Las madres llaman a sus hijos y piden que se les salve. «Los hombres tratan de embarcar a las mujeres y los niños en las lanchas desamarradas ya del buque. Los gritos de los que caen al agua o de los que ven la muerte inminente se mezclan a los de la gente de a bordo que lucha aún contra el fuego. Aquello es horrible.

En ese momento, Viale, que viaja solo y ha consegui-