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HISTORIA DE LAS MONTAÑAS

Si tienen en cuenta lo que Miguelito aprendió observan- do la lluvia, habrán comprendido, sin duda, que muchas de estas elevaciones de que les he hablado en el capítulo anterior, se forman por la acción de las aguas que, al correr, arrastran consigo tierra, plantas y piedras.

En efecto, muchas de esas colinas podrían contar su his- toria en estas pocas palabras: «Yo fuí formada gracias al trabajo constante del agua que transportó y depositó en este sitio, una a una, las piedras que son mis entrañas, grano a grano la arena y la tierra que las recubre, y donde por esa misma acción del agua y la del viento, que me trajo va- riedad de semillas, han na- cido las plantas que hoy me embellecen.»

Pero hay muchas sierras, las más altas, que no estarían — Puente del Inca. Curiosidad natural conformes si se quisiera apli de la Cordillera de los Andes. carles ese cuento, porque aun cuando las aguas las des- gastan en su continuo pasaje, y hasta modifican su forma primitiva, quitando aquí una piedra para depositarla algo más lejos, su aparición en la superficie de la Tierra no se debe a la acción de las aguas sino a la del fuego. Parece extraño, en verdad, pero así es.