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EL NIDO DE CÓNDORES

(FRAGMENTO)

En la negra tiniebla se destaca,

Como un brazo extendido hacia el vacío Para imponer silencio a sus rumores, Un peñasco sombrío.

Blanca venda de nieve lo circunda, De nieve que gotea,

Como la negra sangre de una herida Abierta en la pelca.

¡Todo es silencio en torno! Pero hay algo En el peñasco mismo

Que se mueve y palpita, cual si fucra

El corazón enfermo del abismo.

Es un nido de cóndores, colgado

De su cuello gigante,

Que el viento de las cumbres balancea Como un pendón flotante.

Aquella negra masa se estremece Con inquietud extraña:

¡Es que sueña con algo que lo agita El viejo morador de la montaña !

No sueña con el valle, ni la sierra De encantadoras galas,

Ni menos con la espuma del torrente Que humedeció sus alas.

No sueña con la nube voladora

Que pasó en la mañana,

Arrastrando en los campos del espacio Su túnica de grana.

Es algo más querido lo que causa Su agitación extraña: