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Diariamente se barre y riega las principales calles de la ciudad, y una vez por semana, cuando menos, las más apar- tadas. Si para barrer y lavar los patios de esta escuela se necesitan dos sirvientes, piensa cuántos barrenderos se pre- cisarán para barrer una calle de veinte cuadras de extensión.

— ¡Oh! tienen que ser muchos.

— Y acuérdate que hay infinidad de calles y muchas de gran extensión. Si a ese número de empleados agregas el de los que lavan las calles céntricas todas las noches, el de los que se ocu- pan de regarlas, y el de los encargados de componer el afirmado cuando se destru- ye, tendrás ya un ejército de empleados encargado ex- clusivamente de mantener Veterinarios revisando la cano par las calles en buen estado. sl consumo:

Los depósitos del agua corriente que bebemos, están atendidos por gran número de empleados: ingenieros que vigilan los aparatos, químicos que se ocupan de los filtros, mecánicos para reparar cualquier desperfecto en las má- quinas, plomeros para soldar las cañerías, peones para las tareas más pesadas y un cuerpo de administración que dirige todo ese personal y dicta las disposiciones nece- sarias.

Si concurres a una biblioteca pública, hay empleados