— 239 — en las mejores condiciones de aseo, no contaba con recur- sos suficientes para costear todo el personal necesario. A ello se debía, sin duda, que los transeuntes se sintieran desagradados al pasar por ciertas calles cuyas aceras no estaban del todo limpias, o que se vieran en la calzada papeles y cáscaras de frutas, o que los pilletes arranca-
Explicando'a un agente los Eines de lá i'Ascolación patriótica infantilo, ran las flores de las plazas, en ausencia del guardián, o que los faroles del alumbrado permanecieran largo tiempo con algún vidrio roto.
Los miembros de la asociación infantil deliberaron res- pecto al modo de llevar a la práctica los buenos deseos que los animaban, pero no faltó quien dijera que sin dinero nada podrían hacer. A lo cual replicó Mauricio, que con firme voluntad y constancia podría hacerse mucho; en conse- cuencia propuso, como primer acto de la asociación, que cada uno de sus miembros contribuyera con el ejemplo y
