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Pero la maravilla por excelencia de nuestra tierra es la Calarata del [guazú, una de esas bellezas como existen pocas en el mundo. No es extraño, pues, que haya sido visitada por sabios y curiosos de todas partes, que ante tan imponente espectáculo no hallan palabras suficientes para describirlo.
Recordarán ustedes que al hablar de la vida de nuestro
Lago Belgrano (Santa Cruz).
gran río Paraná les dije que el primer afluente que recibe al penetrar en territorio argentino es el río Iguazú. Ahora bien, este río, que marca el límite norte de la gobernación de Misiones, cruza en gran parte de su curso una región montañosa, pero al llegar al río Paraná las rocas de su lecho se hunden de pronto produciendo un gran vacío en el que las mansas aguas, súbitamente embravecidas, se lanzan desplegando sus mayores fuerzas. El Iguazú salta, pues, los grandes escalones de piedra que lo separan del río Pa-
