—50— se llamaba entonces la calle del Empedrado, para distinguirla de sus vecinas que aún no gozaban de ese privilegio.
Amelia se ha reído de mi cuento, diciendo no ser po- sible que calles tan centrales carecieran de empedrado y que se diera nombre tan original a la elegante calle Florida.
— Mi pobre Amelia — dijo sonriendo el abuelo — revela
Al toque de oración en una calle central de Buenos Aires en la época colonial.
ser poco fuerte en historia si cree que las ciudades prosperan y se embellecen de un golpe; muchos años ha necesitado Buenos Aires para llegar a ser lo que es. Como lo has dicho muy bien, Sarita, el primer empedrado fué un verdadero acontecimiento y hasta hubo quienes tuvieron miedo de que las casas se desmoronaran debido a la trepidación produ- cida en él por los vehículos. La calle del Empedrado, antes de recibir ese nombre, era muy fea, no sólo por sus casas