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— 80. años, y sano de espíritu, es eleclor y, como tal, puede votar, es decir, elegir entre sus conciudadanos al que crea más apto para tal o cual cargo. Al que obtiene así mayor nú- mero de votos le corresponde ocupar el puesto.
Por consiguiente, el pueblo es en realidad quien gobierna, pero no por sí mismo sino por medio de los representantes que elige. Si los gobernantes resultan malos, suya es la culpa, pues en sus manos está elegir a los mejores.
Ciudadanos argentinos eligiendo sus gobernantes.
