pp — EL CUENTO DE DON JUAN
«Érase que se era un chico nacido en un pueblecito de campaña de la rica y hermosa provincia de Santa Fe. Hace-de esto varias decenas de años. Su padre, que era italiano, había llegado a nuestra tierra guíado por el porve- nir halagieño que ella brinda a todo hombre trabajador, y por consiguiente, con la esperanza de encontrar, si no la fortuna, cuando menos el bienestar que no consiguiera en su tierra natal. En todo tiempo los agricultores extranje- ros han sido muy bien recibidos aquí, y así lo fué éste, no obstante su pobreza. Verdad es que unía a su honradez una laboriosidad ejemplar, condiciones que lo hicieron muy pronto estimar de los vecinos. Poco después se casó con una buena criolla, excelente mujer del campo, que trabaja- ba a la par de su esposo, sin desatender por esto los que- haceres de la casa.
«Nuestro chico, al que llamaré Matías, se crió viendo a su padre entregado a las faenas de la labranza y sufriendo no pocas privaciones en la estrechez de su rancho. Hijo único y adorado de sus padres, no tenía otro sueño que verlos en posición más desahogada.
«Hasta la edad de diez años, Matías concurrió asidua- mente a la escuela, que una señora muy bondadosa había establecido en la colonia; y como jugaba poco y estudiaba cuanto podía, era el más adelantado de la clase; leía co- rrectamente, escribía sin mucha dificultad, y era hábil sobre todo en sacar cuentas, por lo cual su padre, que para desgracia suya nunca había ido a la escuela, le hacía
