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El modelo millonario
molestia de poner la pintura solamente, y estar todo el día frente al caballete. Está todo muy bién, Hughie, para tí hablar, pero te aseguro que hay momentos en los que el arte casi consigue la dignidad de la labor manual. Pero no habléis mucho; pues estoy muy ocupado. Fuma un cigarrillo y quédate quieto.'
Después de algún tiempo, entró el sirviente, y le dijo a Trevor que el enmarcador deseaba hablar con él. 'No te vayas Hughie' dijo mientras salía. 'Volveré en un momento'.
El viejo mendigo tomó ventaja de la ausencia de Trevor para descansar en una banca de madera que estaba detrás de él. Lucía tan desamparado y miserable que Hughie no podía dejar de compadecerse de él, y buscó en sus bolsillos para saber qué monedas tenía. Todo lo que pudo encontrar fue un soberano, y algunos peniques. 'Pobre hombre viejo' dijo para sí mismo. 'Él lo querrá más que yo, aunque eso signifique no más viajes en transporte por una quincena'; y caminó a través del estudio, y deslizó el soberano en la mano del mendigo.
El hombre viejo lo miró, y una débil sonrisa se esbozó en sus labios marchitos. 'Gracias, señor', dijo. Entonces Trevor llegó, y Hughie se despidió, ruborizándose un poco por lo que había hecho. Pasó el día con Laura, obteniendo una encantadora