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Los anales.—Libro XI.

que viene resuelto en tomar venganza. Con esto, retirándose ella á los huertos que fueron de Lúculo, y Silio, por disimular el miedo, á los negocios del foro, mientras los demás van doblando cantones y procurando esconderse, alcanzados por los centuriones, eran presos y maniatados donde quiera que se hallaban ó en público ó escondidos. Mas Mesalina, puesto que las adversidades que le sucedían le quitaban el miedo de tomar consejo, se resuelve con todo en salir al encuentro al marido y en hacerse ver de él; cosa que otras veces le había sido de proveeho, ordenando que Británico y Octavia fuesen á abrazar á su padre. Rogó también á Vibidia, la más antigua de las virgenes vestales, que fuese á aplacar al pontifice máximo y á pedirle en su nombre misericordia. Ella, en compañía de solas tres personas (de tal manera se halló desamparada de todos en un moimento), después de haber caminado á pie de todo lo largo la ciudad, subió en una carreta de las que suelen limpiar la basura de los huertos, y tomó el camino de Ostia, sin hallar quien se compadeciese de ella: tan aborrecible la babía hecho para con todos la fealdad de sus maldades.

Temblaba César con todo eso de niedo, porque no se flaba mucho de Geta, capitán de los pretorianos, como homhre liviano y de poca firmeza tanto en el bien como en el mal. Y así Narciso, acompañado de otros que tenían el inismo miedo que él, advirtió á César que no quedaba otro camino para la seguridad de su vida, sino transferir por sólo aquel día el cargo de los soldados en alguno de sus libertos, ofreciéndose él á tomarle. Y porque en el camino de Roma no le pudiesen mudar de propósito Lucio Vitelio y Pub'io Largo Cecina, pide lugar en la misma carroza donde iba Claudio, y realmente le toma.

Corrió después de esto una voz harto constante de las palabras que iban saliendo de la boca del príncipe, el cual unas veces vituperaba las maldades de su mujer, otras volvia á traer á la memoria su matrimonio y la tierna edad de