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Cayo Cornelio Tácito.

banderas romanas: mas ¿qué mucho si se atrevía á decir públicamente que era compañera en el imperio, fundado por sus antepasados?

Después de esto, mandados juntar los senadores, hicieron largos y magníficos discursos engrandeciendo la prisión de Caractaco, y pintando aquel espectáculo por no menos noble y digno de memoria que cuando Publio Scipión mostró al pueblo el rey Sifaze, Lucio Paulo á Perseo, ó cualquier otro en que los antiguos capitanes mostraron reyes presos y vencidos al pueblo romano. A Ostorio se dieron las insignias triunfales, cuya fortuna, pasando hasta entonces prósperamente, mudó después de forma, ó porque, quitado de por medio Caractaco, dando los nuestros por acabada la guerra, se tuviese menos cuenta de lo que fuera razón con la disciplina militar, ó porque los enemigos, por ó la compasión de tan gran caudillo, quedasen más animados á la venganza. Porque habiendo cercado por todas partes al prefecto del campo y á las cohortes legionarias que 08torio había dejado en los Siluros, con orden de levantar algunos fuertes en lugares y puestos acomodados, si los que estaban en los villajes y castillos vecinos no acudieran prestamente al socorro, fueran todos pasados á cuchillo. Con todo eso, murieron allí el prefecto y ocho centuriones con la gente más valerosa y granada de todos los manípulos. Poco después rompieron también á nuestra gente que forrajeaba y á las compañías de caballos que le hacían escolta.

58 Con este aviso envió Ostorio contra el enemigo las cohortes de infantería más desembarazadas: y no fueran de provecho para detener á los fugitivos, si las legiones no se opusieran en batalla y mostraran el rostro; con cuyas fuerzas al principio se igualó la refriega y después llevamos nosotros lo mejor, si bien pudo huir el enemigo con poco daño por beneficio de la noche. Hubo después de éstos varios reencuentros, y lo más de ordinario á modo de ladronicios,