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Cayo Cornelio Tácito.

I 64 CAYO CORNELIO TACITOguerra, conviene saber, «que cuando él la tuvo con el rey de los Albanos, acudiendo á los Romanos por socorro, le había su hermano hecho contrario; injuria que la determinan á vengar con su total destrucción.» Entrega tras esto un grueso ejército á su hijo, el cual hizo con él una entrada tan improvisa en Armenia, que obligó á Mitridates á dejar la campaña y á retirarse al castillo de Gorneas; seguro por la fortaleza de su sitio, por la guarnición romana que se hallaba en él á cargo de Celio Polión, prefecto, y Casperio, centurión. De ninguna cosa tienen menos noticia los bárbaros que del uso de las máquinas y del arte de las expugnaciones, supuesto que nosotros tenemos muy bien entendida esta parte de la milicia. Y así Radamisto, habieado probado las defensas de la plaza, no sólo en vano, pero á su costa, asentó sobre ella el sitio. Y viendo que los enemigos no tenían temor alguno de sus fuerzas, tentó la avaricia del prefecto, comprándole con dineros la entrega del castillo, no sin repugnancia grande de Casperio y protestas de que no permitiese que un rey confederado y un reino, dádiva del pueblo romano, se vendiesen infamemente por dinero. A lo último, porque Polión se excusaba con la multitud de los enemigos y Radamisto con las órdenes apretadas de su padre, asentadas primero treguas, se sale Casperio del castillo para ir, cuando no pudiese remover á Farasmanes de la guerra, á dar cuenta á Tito Umidio Quadrato, presidente de Siria, del estado en que se hallaban las Armenias.

Partido el centurión, quedando el prefecto á sus anchuras, como libre de la guardia, comenzó á exhortar á Mitrídates «que escuchase los conciertos, acordándole las obligaciones fraternales; que al fin Farasmanes era mayor de edad, que tenía por mujer á una hija suya, y juntamente era suegro de Radamisto; que no rehusarían los Iberos la paz, aunque superiores en fuerzas; que estaba harto conocida la poca fidelidad de los Armenios, pues como veía, no