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Cayo Cornelio Tácito.

otros decretos en el senado, sobre el expeler de Italia á los astrólogos (1) y magos, entre los cuales Lucio Pituanio fué despeñado de la roca Tarpeya. Los cónsules, conforme al uso antiguo, hicieron justicia á son de trompetas de Publio Marcio, fuera de la puerta Esquilina (2).

En el siguiente senado, Quinto Haterio, que había sido cónsul, y Octavio Frontón, que acababa de ser pretor, habiendo dicho varias cosas contra las grandes pompas y excesiva suntuosidad de Roma, se decretó que no se pudiese usar de vajilla de oro macizo para servir las viandas, ni los hombres osasen vestirse de seda de la India (3); mas Frontón pasó más adelante: que se moderase la plata, los vestidos y la abundancia de criados. Duraba todavía el poder los senadores decir su parecer cuando era servicio de la república, aunque fuese saliendo de lo que se había propuesto. En contrario discurrió Galo Asinio, diciendo: «que habían crecido con el aumento del imperio las riquezas particulares, y que el tenerlas no era cosa nueva, sino con(1) Ya en 614 el pretor Domicio Hespelo había expulsado á los astrólogos de Roma y de Italia. En tiempo del imperio se renovaron varias veces los edictos contra los que se dedicaban á las ciencias ocultas, sin que se lograse jamás extirparlos. Su número fué, por el contrario, eu aumento en los últimos tiempos de Roma, pudiendo decirse que crecían en ella la superstición y la fe en aquellos embaucadores á la par que se debilitaban las creencias.

(2) Los reos eran descabezados de un hachazo, y sus cadáveres arrojados á los pozos. La publicación de las sentencias se hacía á son de trompetas en los sitios más públicos de la ciudad y delante de la casa del culpable; costumbre que se conservó durante toda la Edad Media, y que en algunos pueblos ha llegado hasta nuestros días.

(3) «Esta suerte de seda, á la que Tácito llama serica, dice el T. E., quiere Lipsio que se críe en la India en ciertos árboles no diferentes de nuestros sauces.» Es lo cierto que los intérpretes andan muy discordes acerca del sentido de la palabra serica.

Unos pretenden que sea algodón, otros la lana de que se hace el casimir, si bien la opinión más común es la de que se trata de una tela de seda.