CANTO
y Garlomagno, derrotando
al
Alfonso, ante cuyos
tenéis al primer
ahí
hechos palidecen
O
I.
de cualquier otro héroe; á aquel que^
los
Castellano
afirmó sobre sólidas bases su
(1),
reino; á otro Juan, el invicto caballero (2), tercero, cuarto
y
y á
quinto.
Tampoco dejarán mis versos en
el
olvido á los
zaron tan portentosos hechos de armas en
Aurora
Alfonsos
los
que
de
la
tremolando siempre victoriosa vuestra bandera:
(3),
Pacheco^ y á
al valiente
dos por el tajo; al terrible
temidos Almeidas, tan llora-
los
Alburquerque,
al fuerte Castro,
á otros muchos, sobre los que no tuvo poder la
y
reali-
los reinos
muer-
te (4).
Y
mientras hablo de
sible,
i
miento,
estos,
ya que de vos no
me
sea po-
oh sublime Rey! pues no llega á tanto mi atrevi-
empuñad
las riendas del gobierno,
y dad motivo á
nuevos y nunca oidos cantos (5): hora es ya de que las tierras del África y los mares de Oriente empiecen á sentir terrible poder de vuestros ejércitos
el
hechos, sembrando
el
en vos
Fijos tiene los ojos
fuso
y
y de sus espanto por todo el mundo. el atónito
Moro; advierte, con-
consternado, que se acerca su próximo fin; pues, al
contemplaros no más, pierde su bárbaro brio,
yugo su ya inclinada
(1)
Alusión á
el ejército
la batalla
(2)
D. Juan
En
Además
al
Tetis (6) os tiene re-
de Alj abarrota (1385) ganada por D. Juan
I,
y perdida por
lí,
hijo de Alfonso V.
los países orientales.
(4)
Porque permanece vivo
(5)
Gamoens
del gobierno,
el
recuerdo do sus hazañas.
se manifiesta, al decir esto, deseoso de
y cesen
los
magnates.
(6)
cerviz.
y somete
castellano.
(j)
los
gloriosos
Diosa de los mares.
abusos de la Regencia y
los
que
el
Rey empuñe
las riendas
que en aquella época cometian
«?*