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LOS ASADORES EN SOPA.
augusto rabo durante unos dos minutos; y para que el regalo sea completo, conviene menear un minuto más.
« ¿Es preciso que sea mi rabo? preguntó el rey.
— Sí, Majestad; los rabos de nuestros súbditos no poseen esa virtud única, con que natura ha dotado el de Vuestra Majestad. »
El agua seguia hirviendo. El rey se acercó al perol con dignidad y el mayor valor que pudo, y extendió el rabo como hacen los ratones cuando lo mojan en una taza de leche para lamérselo luego. Pero apénas hubo sentido el calor y el vapor, se retiro de un brinco diciendo:
« Si, esto es, es la verdadera receta, y tú serás la reina. En cuanto á la sopa, la prepararemos en mejor ocasion, cuando llevemos cien años de casamiento.