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Página:Los espectros (1919).djvu/175

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Cleopatra.—¡Sois incorregible, Proserpina! Tened cuidado, pueden oírnos. Escuchad, queridas amigas, tengo un plan: podemos partir inmediatamente en busca de nuestros maridos. ¡Pero el camino es tan largo y estamos tan cansadas!

—¡Tengo los nervios tan excitados!

—¡Es natural! ¡Hemos pasado una noche tan horrible!

Cleopatra.—Por eso os propongo que descansemos aquí un par de días. Esto no nos comprometerá a nada. Nuestros raptores estarán encantados, y así les será menos dolorosa la separación. Confieso que el mío me da lástima; le he puesto perdida la nariz.

—¡Pero nada más que dos días!

—Creo que un solo día bastará para que descansemos. Id a hablar con ellos, Cleopatra; si no, se dormirán.

Cleopatra. (Volviéndose hacia los romanos.)— ¡Señor!

Escipión. (Sin volver la cabeza.)—¿En qué puedo serviros?

Cleopatra.—Venid un instante.

Escipión.—¡A vuestras órdenes, señora! (Se levanta y se acerca.)

Cleopatra.—Hemos decidido aprovechar vuestra amable proposición, y nos vamos inmediatamente. ¿No estáis incomodados?

Escipión.—No.

Cleopatra. —Pero antes de partir quisiéramos descansar un poco. Espero que nos permitiréis per-