sitan entonces de nuevo hacer, sobre la repartición de estas masas hipotéticas, conjeturas que deben explicar su invisibilidad. Todas estas hipótesis auxiliares carecen, según esto, de toda probabilidad intrínseca.
Según la teoría de Einstein, se mueve un planeta, por ejemplo, a la distancia de Mercurio al Sol, bajo la acción de la atracción del Sol, en la «trayectoria más directa», según la ecuación
Las gμν pueden ser deducidas de las ecuaciones diferenciales dadas para ellas, teniendo en cuenta las condiciones especiales que resultan por la presencia, supuesta única, del Sol y del planeta considerado como punto material. El principio de Einstein conduce, en primera aproximación, también a la elipse Kepleriana como trayectoria; pero, en segunda aproximación, se demuestra que el radio vector del Sol al planeta describe, entre dos pasos consecutivos por el perihelio y el afelio, respectivamente, un ángulo que próximamente es unos 0,05" mayor que 180°, de modo que, en una revolución, el eje mayor de la trayectoria (recta de unión entre perihelio y afelio) ha girado próximamente 0,1" en el sentido del movimiento en la trayectoria; por lo tanto, en cien años (Mercurio efectúa una revolución en unos 88 días) unos 43". La nueva teoría, por consiguiente, explica, en efecto ya, por la acción de la gravitación del Sol, el valor hasta ahora inexplicado de 43" por siglo, en el movimiento del perihelio de Mercurio. (Las contribuciones aportadas por las perturbaciones de los restantes planetas diferirían de las suministradas por la