Página:Los heraldos negros.pdf/56

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
45
LOS HERALDOS NEGROS

VERANO

Verano, ya me voy.   Y me dan pena
las manitas sumisas de tus tardes.
Llegas devotamente; llegas viejo;
y ya no encontrarás en mi alma a nadie.

Verano! Y pasiás por mis balcones
con gran rosario de amatistas y oros,
como un obispo triste que llegara
de lejos a buscar y bendecir
los rotos aros de unos muertos novios.