Página:Los heraldos negros.pdf/67

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
56
CESAR A. VALLEJO


cuando ha cuajado en no sé qué probeta
sin contenido una insolente piedra.

cuando hay gente contenta; y cuando lloran
párpados ciegos en purpúreas bordas.

Oh, pureza que nunca ni un recado
me dejaste, al partir del triste barro

ni una migaja de tu voz; ni un nervio
de tu convite horóico de luceros.

Alejaos de mí, buenas maldades,
dulces bocas picantes....

Yo la recuerdo al veros ¡oh, mujeres!
Pues de la vida en la perenne tarde,
nació muy poco ¡pero mucho muere!