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Lo demandí á mi madre
que me lo diera por marido.
Mi madre por contentarme
presto atorgó conmigo.
A la entrada de la puerta
me pareció un cirio encendido.
A la subida de la escalera
me pareció un cirio florido.
A la entrada de la sala
me pareció una almenara.
Á la entrada de la cama
me pareció un viudo entendido [1].
Si se lo digo á mi padre
me dice: tú te lo quixistes.
Si se lo digo á mis hermanos,
me lo toman por mal hadado.
Si se lo digo á mi madre,
luego se mete á llorar conmigo.
(Ahora, por mis pecados,
me lo llevo yo conmigo).

Kayserling publica al final de su Diccionario, ya citado, una serie de refranes ó proverbios españoles de los que usan los judíos, y se advierte en seguida gu prístina cepa española. Muchos son los que hoy usamos todavía, Reproduciremos algunos de los menos conocidos.

  1. Y también: un mal tendido.