Página:Los ladrones de Londres.djvu/15

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Mr. Bumble tosió.

— Una lagrimita!— añadió ella con acento agraciado.

― ¿Que vais á darme?..―preguntó el pertiguero.

― Lo que me veo obligada á tener en casa algunas veces para meterlo en el caldo de los pequeñuelos cuando están enfermos, ―dijo la Señora Mann abriendo una pequeña alacena colocada en un rincon y sacando de ella una botella y un vaso. —Es ginebra Señor Bumble.

— ­Acaso dais caldo á los niños Señora Mann? —preguntó este siguiendo con los ojos, la accion atractiva de la mezcla.

— Vaya si les doy; apesar del precio que me cuesta!

A fé mia carezco de valor para verlos sufrir ante mis ojos. Señor Bumble!.

— ­Sin duda, hizo el otro con un signo de aprobación. ―Estoy convencido de ello.

Señor Mann ya lo sé; sois una muger compasiva..... (ella coloca el vaso sobre la mesa.) Señora Mann, deslizaré alguna palabra á esos señores de la administracion, (acerca el vaso.) Señora Mann teneis entrañas de madre, (mezcla el agua y el ginebra.) Señora Mann tengo el honor de beber á vuestra salud. (Bebe la mitad.) Ah!.. volviendo al objeto de mi visita; —dijo sacando de su bolsillo una cartera de badana. —El niño que fué bautizado con el nombre de Oliverio Twist tiene hoy nueve años.

― Dios lo tome bajo su santo amparo! —esclamó la Señora Mann frotándose el ojo izquierdo con la punta de su delantal.

— Sin embargo, ― prosiguió el pertiguero —á pesar de la recompensa de diez libras esterlinas elevada luego hasta veinte; á pesar de las indagaciones excesivas y hasta sobrenaturales si me es licito hablar así, por parte de los administradores de esta parroquia, jamas hemos podido descubrir quien es su padre ni aun el nombre y la patria de su madre.

La Señora Mann plegó sus manos en señal de asombro, y despues de un instante de reflecsion, preguntó —¿Entonces como es que tiene un apellido?