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toda la primavera, cuando la causa del mal obraba en toda su fuerza.

Esta causa, que era la carestía, dimanaba de la desproporcion entre los víveres y las necesidades; desproporcion que, léjos de disminuir, aumentaron los mismos remedios que efimeramente suspendieron sus efectos, y que tampoco se consiguió evitar con la introduccion de granos extranjeros, la que entorpecian la insuficiencia de los medios públicos y privados, la penuria que tambien se experimentaba en los paises inmediatos, la lentitud, la escasez, las trabas del comercio y las mismas leyes dirigidas á facilitar y mantener una baratura violenta. Hé aquí aquella dolorosa pintura.

A cada paso tiendas cerradas, y la mayor parte de las fábricas abandonadas. Presentaban las calles un espectácuio indecible, una serie continuada de miserias y una morada permanente de dolores. Los mendigos de antigua profesion, siendo ahora el menor número, se hallaban confundidos entre una nueva muchedumbre, y reducidos á disputar la limosna con aquellos de que quizá en otro tiempo la recibieron. Mancebos de tiendas y trabajadores despedidos de sus principales, que, disminuidas ó nulas las ganancias diarias, vivian trabajosamente del resto de su caudal; tenderos, y áun comerciantes quebrados y arruinados de resultas de la cesacion de los negocios; operarios y artesanos de todas manufacturas y artes, desde la más comun á la de más lujo, vagando de puerta en puerta, de calle en calle, ó apoyados á las esquinas, ó echados en las aceras de las casas é iglesias, mendigando lamentablemente una limosna; otros, paralizados entre su necesidad y una vergüenza aún no vencida, se presentaban pálidos y extenuados por el ayuno y el frio, y cubiertos con escasas ropas 6 vestidos viejos y raidos, entre los cuales se notaban aún las señales de una antigua medianía; así como en la holgazanería y el envilecimiento se descubrian ciertos hábitos de impudente abandono. Confundidos entre la deplorable turba iban criados despedidos de sus amos, caidos desde la medianía á la estrechez, 6 de grandes y ricos señores imposibilitados en aquel año de mantener la acostumbrada pompa de servidumbre, y para cada uno de estos mendigos otros varios acostumbrados á vivir del trabajo de aquéllos, como hijos, mujeres, padres ancianos, cercando á sus sostenedores ó dispersados en otras partes, pedir con lágrimas una limosna.

Vefanse tambien, y se distinguian por los tufos desgre-