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midad superior del mismo saco arrollada, y asegurada con ambas manos sobre el pecho.

—¡Bien venido, fray Galdino!-dijero. las mujeres.

—Dios sea con ustedes,-contestó el fraile:-vengo á la cuesta de las nueces.

—Vé corriendo por las nueces para los capuchinos,- dijo Inés.

Dirigióse Lucía al cuarto inmediato; pero ántes de entrar se paró detras de fray Galdino que permanecia en pié, y cruzando el indice en la boca, dió á su madre una mirada, como pidiéndole con empeño que nada dijese de lo que pasaba.

Pero el fraile preguntó cuándo se hacía el casamiento.

—No era hoy-añadió-cuando debia efectuarse? He notado en el pueblo cierta confusion que parece indicar no sé qué cosa. įHa hebido alguna novedad?

—El señor Cura está enfermo, y ha sido forzoso diferir la boda,-contestó aprisa la mujer.

A no haber hecho Lucía aquella señal, la respuesta hubiera sido muy distinta.

—Y cómo vamos de limosnas? -preguntó Inés para mudar de conversacion.

— No muy bien, amiga. No hay más que esto.

Y entónees puso en el suelo el costal, descubriendo con las dos manos el fondo, que contenia una corta porcion de nueces.

—Esto es todo lo que hay,-prosiguió,-y por esta gran cantidad he tenido que llamar á diez puertas.

—El año es malo, fray Galdino, y cuando hay que andar á pleitos con el pan, es preciso escatimar lo demas.

Y para que vuelva la abundancia qué se hace, buena mujer? Limosna. ¿No sabe usted aquel milagro de las nueces que sucedió años hace en un convento nuestro de la Romaña?

—No por cierto: cuéntelo usted... fray Galdino.

—Pues ha de saber usted que en aquel convento habia uno de nucstros religiosos que era un santo, y se llamaba el padre Macario. Un dia de invierno pasando por el campo0 de uno de nuestros bienhechores, tambien hombre muy bueno, le vió el padre Macario, que estaba con cuatro jornaleros alrededor de un gran nogal, trabajando con azadones para echarle la raíz al sol.-«;Qué estais haciendo con ese pobre árbol? preguntó el religioso.-Padre, contestó el dueño, haco años que no da nueces, y asi voy á hacer leña.-Dejadle, dejadle, dijo el padre Macario, pues