Página:Los novios. Historia milanesa del siglo XVI (1880).pdf/486

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 474 —

| ir y venir, un pararse, un correr, un bajarse, un levantarse de convalecientes, frenéticos y sirvientes. Este fué el cuadro que se presentó á la vista de Lorenzo, y lo tuvo allí perplejo, asombrado y compungido. No nos proponemos describirlo por partes, ni tampoco lo agradecerian nuestros lectores: sólo siguiendo á nuestro serrano0 en su penoso reconocimiento, nos pararemos cuando él se pare, y de lo que le tocó ver, diremos lo necesario para referir exactamente lo que hizo y las aventuras que le sucedieron.

Desde la puerta en donde se habia parado hasta la capilla del medio, y desde allí á la otra puerta de enfrente, habia como una calle sin cabañas ni otro impedimento estable. Al dirigir la vista á aquella parte, notó que mucha gente andaba á fanada en apartar carros y desembarazar el sitio, dirigiendo la operacion dependientes y capuchinos, los cuales echaban de allí á todos los que nada tenian que hacer en aquel punto. Y temiendo que á él tambien del mismo modo le echasen fuera, se metió en derechura entre las cabañas por el lado á que casualmente estaba vuelto, que era la derecha.

Iba marchando adelante, segun le permitia poner el pié el espacio de cabaña y cabaña, metiendo la cabeza en cada una de ellas, echando la vista á todos los rincones, mirando con atencion todos los rostros, tanto los abatidos, macılentos 6 contraidos de lo3 enfermos, como los de los muertos, para ver si acaso conseguia dar con aquel que por otra parte temia tanto encontrar. Pero ya habia andado buen trecho y repetido várias veces aquel doloroso exámen, sin haber visto mujer alguna, de donde infirió que estarian en paraje separado. Acertó en esto; pero del sitio no tenía indicio ni podia formar conjetura.

Encontraba de cuando en cuando empleados y dependientes tan diversos en aspecto, modales y traje, cuanto lo era el principio que daba á unos y á otros igual fuerza para ejercer semejantes oficios; principios que en unos cra la extincion de todo género de compasion y de sentimientos de humanidad, y en otros una piedad sobrehumana:

sin embargo, ni de unos ni de otros se atrevia á tomar lenguas por miedo de encontrar algun nuevo estorbo; de consiguiente, resolvió continuar andando hasta dar con las mujeres. Sin embargo, áun con este propósito no podia inénos de ir ojeando, aunque de tiempo en tiempo tenía que retraer la vista, horrorizado con tantas lástimas; pero já dónde volverla? já dónde dirigirla, sino á lástimas de igual naturaleza?