Página:Los novios. Historia milanesa del siglo XVI (1880).pdf/86

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 74 —

lla época á un poderoso desistir de una accion violenta, por mera condescendencia á súplicas desarmadas, y sin ser obligado por la fuerza, era cosa rara, si no inaudita; sin embargo, la triste certeza fué un golpe terrible para todos. Las mujeres bajaron la cabeza; pero la ira en el ánimo de Lorenzo sobrepujó al abatimiento. Semejante noticia le hallaba ya afligido y exasperado por una serie de sorpresas tristes, de tentativas inútiles, y de esperanzas frustradas; y sobre todo, agitado en aquel momento por la obstinacion de Lucía.

—Quisiera saber,- vantando la voz, como nunca lo habia hecho en presencia del padre Cristóbal,-quisiera saber qué razones ha alegado aquel perro para pretender que Lucia no se case conmigo.

—iPobre Lorenzo!-respondió el Capuchino con tono de lástima, y una mirada que encargaba con dulzura la moderacion.-Si el poderoso que quiere cometer una injusticia tuviese que decir siempre los motivos, las cosas no irian dijo, rechinando los dientes y lecomo van.

—¿Conque el bribon ha dicho que no quiere, sin decir por qué no quiere?

—Ni eso ha dicho. ¡Pobre Lorenzo! Fuera tambien una ventaja el que para cometer una iniquidad hubiese que confesarla paladinamente.

—Pero alguna cosa ha debido decir, y qué ha dicho aquel tizon del infierno?

—Yo he oido sus palabras, y no es fácil repetirlas. Las palabras del impío que es fuerte, penetran y se disipan.

Þuede ofenderse de que tú sospeches de él, y al mismo tiempo darte á conocer que tus sospechas son fundadas; puede insultar y suponerse insultado, vilipendiar y pedir una satisfaccion, ofender y quejarse, desvergonzarse y creerse ultrajado; no me preguntes más. Ese hombre terco no ha tomado en boca tu nombre, no ha aparentado siquiera conoceros, ni manifestado la menor pretension: sin embargo, he conocido, con harto dolor mio, que es inexorable. No obstante, jconfianza en Dios! Vosotras, pobrecillas, no os desanimeis; y tú, Lorenzo, ah! no creas que yo dejo de ponerme en tu lugar:

sé lo que pasa en tu corazon; pero, ipaciencia! Esta es una palabra de poco valor para el que no cree; pero tú... Ah Lorenzo! deja obrar á Dios; yo tengo ya un bilo por donde podré ayudaros. No puedo deciros más por ahora. Mañana no vendré, porque tengo por vosotros que estar todo el el de esta inocente: