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CLX. « Ainigo Esparlano, eso de echar en cara á un hombre honrado tantas desvergüenzas suele despertar y encender en todos la cólera, aunque tú con esa insolencia que conmigo usas no has de poder tanto que me fuerces á perderte el respeto que tú no has sabido guardarme. Sólo te diré que si estais tan hechos y asidos vosotros con el imperio , por buena razon puedo yo estarlo más, pues : soy general de un ejército mayor y de una escuadra más numerosa. Con todo, ya que se os hace tan ardua y tan cuesta arriba miprimera propuesta , voy á bajar algo y ce-, der de mi pretension: pido para mí elmando por mar si vosotros lo tuviereis por tierra ; yo me contento de man dar por tierra si mejor os viniese mandar en los mares . Esta es mi última resolucion ; escoged , ó contentaros con lo que os digo , ó despediros sin esperar tener tales y tan poderosos aliados.» · CLXI. Tal fué el partido que Gelon les propuso: preyi. nienco el enviado de Atenas la respuesta del de Lacede monia, replicóle en esta forma: – « A vos , señor rey de los Siracusanos , nos envió la Grecia, no para pediros un gene ral, sino un ejército . Cerrándoos con decir que no lo en viareis á menos de no capitanear en persona á la Grecia , mostrais bien claro lo mucho que deseais veros con el mando de ella y con el baston de general. Al oir nosotros los enviados de Atenas vuestra demanda primera tocante al imperio total de los Griegos, tuvimos por bien de no hablar palabra, bien creidos de que el Lacon sólo sería bastante para volver por su causa y por la nuestra igual mente. Mas ahora que vos, rechazado de la pretension del mando universal, entrais en la demanda de ser el jefe de la escuadra , queremos sepais bien que ni áun en el caso de que el Lacon os lo conceda, convendremos nosotros en ello , pues nuestro es el imperio del mar si los Lacedemo nios no se lo toman , pues á ellos solos lo cederemos si gustaren de tenerlo ; fuera de ellos, á nadie delmundo su