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fué que convenia retirarse de alli cuanto antes, y trasplan tar el campo bajo las murallas de Tebas , donde tenian he chos sus grandes almacenes de trigo para la tropa , y de for raje para las bestias, pues allí quietos y sosegados saldrian al cabo con sus intentos ; que ya que tenian á mano mucho oro acuñado y mucho sin acuñar, y abundancia tambien do plata , de vasos y vajilla , importaba ante todo no perdonar á oro ni á plata , enviando desde allí regalos á los Griegos, mayormente a los magistrados y vecinos poderosos en sus respectivas ciudades , pues en breve , comprados ellos a este precio , les venderian por él la libertad[1], sin que fuera menester aventurarlo todo en una batalla . Este mismo era tambien el sentir de los Tebanos, quienes seguian el voto de Artabazo por parecerles hombre más prudente y previ . sor en su manera de discurrir. Mardonio se mostró en su votomuy fiero y obstinado sin la menor condescendencia, pareciéndole que, por ser su ejército más poderoso y fuerte que el de los Griegos, era menester cerrar cuanto antes con el enemigo, sin permitir que se le agregase ma yor número de tropas de las que ya lo habian hecho; que desechasen en mal hora á Hegesistrato con sus víctimas, sin aguardar á que por fuerza se les declarasen de buen agüero, peleando al uso y manera de los Persas.

XLII. Nadie se oponia á Mardonio , que así creia dc. berse hacer, y su voto venció al de Artabazo, pues él y no éste era á quien el rey habia entregado el baston y mando i supremo del ejército . En consecuencia de su resolucion , mandó convocar los oficiales mayores de sus respectivos (cuerpos, y juntamente los comandantes de los Griegos y su partido; y reunidos, les preguntó si sabian de algun oráculo tocante á los Persas que les predijera que perece


  1. Hervia ya entre los Griegos, en medio de tanto calor y os fuerzos por la defensa de la libertad, exa raza de traidores más amigos del oro que de la patria, peste de las repúblicas áun en su mayor auge, contra la que declamaba tanto Demóstenes.