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go , escribió en un papel esta carta y se la envió en estos términos[1]: – « Amasis á Policrates.-Por más que suelan » ser de gran consuelo para el hombre las felices nueyas que »oye de los asuntos de un huésped y amigo suyo , con todo, » no me satisface lo mucho que os lisonjea y halaga la for » luna, por cuanto sé bien que los dioses tienen su poco de » celos ó de envidia . En verdad prefiriera yo para mí, no »ménos que para las personas que de veras estimo , salir » á veces con mis intentos, y á veces queme saliesen frus » trados, pasando así la vida en una alternativa de ventura » y desventura , que verlo todo llegar prósperamente. Digote vesto , porque te aseguro que de nadie hasta ahora oi decir » que despues de haber sido siempre y en todo feliz , » á la postre no viniera al suelo estrepitosamente con toda » su dicha primera. Si, amigo, creeme ahora , y toma de mi » el remedio que voy a darte contra los engañosos halagos. » de la fortuna. Ponte sólo á pensar cuál es la cosa quemás » estima te merece, y por cuya pérdida más te dolieras en » tu corazon : una vez hallada, apártala lejos de ti, de modo » que nunca jamás vuelva á parecer entre los hombres. Aun »más te diré: que si practicada una vez esta diligencia no »dejara de perseguirte con viento siempre en popa la buena » suerte, no dejes de valerte a menudo de este remedio que paquíte receto .»

XLI. Leyó Polícrates la carta, y se hizo cargo de la pru dencia del aviso que le daba Amasis ; y poniéndose luego


  1. Sino es este realmente el ejemplar de la carta de Amasis , o un extracto del discurso de Solon con Creso , está en ella per fectamente imitada la simplicidad majestuosa de los antiguos so beranos. Susmáximas, aunquefundadas en los errores del fatalis mo y de la envidia que se atribuye a los dioses, podrán ser ciertas aplicándolas a la infalibilidad con que se cumplen los divinos de cretos, una vez previstos, pero no violentados los actos de nuestro libre albedrío , y á la insolencia injuriosa, compañera de una larga prosperidad, con que suele obcecar á los principes la justicia . divina.