de mar. En esta isla abundan todas las especies, y los salvajes hacen gran consumo de ellas, pues su carne es superior.
—¿Y de qué se alimentan?
—De yerbas, raíces, lombrices, insectos acuáticos, algas marinas y pequeños crustáceos.
—¿Las hay también en otros países?
—Sí, Cornelio: las hay en Asia, en África, en Europa, y sobre todo en la América meridional.
—¿Tan grandes como éstas?
—Las hay más pequeñas, y también mucho mayores. Las que viven en los bosques de la cadena del Himalaya dan doscientas cincuenta libras de carne, sin contar el peso del caparazón, que es respetable; pero las más grandes son las llamadas elefantinas, que se encuentran en África, en el canal de Mozambique, en la isla de Madagascar y en las de la Reunión y Borbón.
Son largas como éstas, pero muchísimo más voluminosas: algo así como una bota de vino de mediano tamaño. Además, son tan fuertes y robustas, que pueden llevar encima un muchacho sin que, en apariencia, les estorbe para andar.
En la isla de los Galápagos las hay grandísimas, verdaderos monstruos antediluvianos contemporáneos del mamuth.
Las conchas de algunas especies como el carey, son muy apreciadas, y se hacen de ellas peines, mangos de