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LOS PESCADORES DE TRÉPANG
noche para atacar, hicieron fortificar el campamento con una cerca de piedras y fragmentos de coral, y dispusieron que el junco se acercara a la playa para poder embarcarse en caso de peligro.
Aquellas precauciones resultaron, por fortuna, inútiles. La primera noche que pasaron en las playas del continente australiano transcurrió en calma, a pesar de las amenazas del antropófago.
Sólo los lúgubres aullidos de los dingos turbaron el silencio que reinaba en el campamento.
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