Página:Los pescadores de Trepang.djvu/72

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
EMILIO SALGARI


Los australianos se acercaban a la carrera, dando gritos y blandiendo sus azagayas de puntas de hueso y sus hachas de piedra verde, sujetas a los mangos con goma xantorrea, que es solidísima.

A los primeros albores pudo distinguírseles fácilmente. Eran como trescientos o cuatrocientos; todos de mediana estatura y miembros débiles, cabezas lanudas y pechos cubiertos de tatuajes. Adornábanse con collares de dientes de animales y llevaban por toda vestimenta pieles de kanguro sobre los hombros. Iban pintados imitando esqueletos, como el jefe de la tribu que estaba preso a bordo del junco.

Guiábanlos tres jefes, fáciles de reconocer por las plumas de cacatúa con que se adornaban la cabeza y por las colas de perro salvaje que llevaban a la cintura.

Tampoco faltaban entre ellos algunos malgara docks, sacerdotes y médicos a un tiempo, que tanto curan heridas o enfermedades como celebran matrimonios.

Aquella turba feroz y hambrienta se disponía a arrojarse sobre los cuatro blancos, con cuyos cuerpos contaba para darse un banquete; pero el temor los tenía vacilantes.

Cornelio y Hans, parapetados tras de unos pedruscos, hacían fuego sin cesar, procurando herir a los jefes y a los sacerdotes, mientras su tío y el piloto se alejaban corriendo para llegar pronto a las peñas,

76