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Página:Los trabajos de Persiles y Sigismunda - Tomo I (1920).pdf/100

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hecho experiencia de que entendían su lengua, fué la primera que rompió el silencio, diciéndoles:

—A vuestro hospedaje nos ha traído la nuestra, hasta hoy, contraria fortuna. En nuestro traje y en nuestra mansedumbre echaréis de ver que antes buscamos paz que guerra, porque no hacen batalla las mujeres ni los varones afligidos. Acogednos, señores, en vuestro hospedaje y en vuestros navíos, que las barcas que aquí nos han conducido, aquí dejan el atrevimiento y la voluntad de tornar otra vez a entregarse a la instabilidad del mar. Si aquí se cambia por oro o por plata lo necesario que se busca, con facilidad y abundancia seréis recompensados de lo que nos diéredes; que, por subidos precios que lo vendáis, lo recibiremos como si fuese dado.

Uno, ¡milagro extraño!, que parecía ser de la gente de los navíos, en lengua española respondió:

—De corto entendimiento fuera, hermosa señora, el que dudara la verdad que dices: que, puesto que la mentira se disimula y el daño se disfraza con la máscara de la verdad y del bien, no es posible que haya tenido lugar de acogerse a tan gran belleza como la vuestra. El patrón de este hospedaje es cortesísimo, y todos los de estas naves, ni más ni menos. Mirad si os da más gusto volveros a ellas o entrar en el hospedaje, que en ellas y en él seréis recebidos y tratados como vuestra presencia merece.