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Página:Los trabajos de Persiles y Sigismunda - Tomo I (1920).pdf/142

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—Posible cosa es que un oficial sea poeta, porque la poesía no está en las manos, sino en el entendimiento, y tan capaz es el alma del sastre para ser poeta, como la de un maese de campo, porque las almas todas son iguales, y de una misma masa en sus principios criadas y formadas por su Hacedor, y, según la caja y temperamento del cuerpo donde las encierra, así parecen ellas más o menos discretas, y atienden y se aficionan a saber las ciencias, artes o habilidades a que las estrellas más las inclinam; pero más principalmente y propia se dice que el poeta nascitur. Así que no hay que admirar de que Rutilio sea poeta, aunque haya sido maestro de danzar.

—Y tan grande—replicó Antonio—, que ha hecho cabriolas en el aire más arriba de las nubes.

—Así es—respondió Rutilio, que todo esto estaba escuchando—: que yo las hice casi junto al cielo, cuando me trajo, caballero en el manto, aquella hechicera desde Toscana, mi patria, hasta Noruega, donde la maté, que se había convertido en figura de loba, como ya otras veces he contado.

—Eso de convertirse en lobas y lobos algunas gentes destas setentrionales, es un error grandísimo—dijo Mauricio—, aunque admitido de muchos.

—¿Pues cómo es esto—dijo Arnaldo—, que comúnmente se dice, y se tiene por cierto, que en Inglaterra andan por los campos manadas de lo-