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Página:Los ultimos romanticos.djvu/58

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— No han pasado los temblores. El volcán está furioso. ¿Sabes? unos americanos han violado su cumbre y se han llevado el toro de oro...

Andong, feliz, dichoso de su amor y de su vida, reía de estas ancestrales supercherías de los suyos, que tantas veces, siendo él niño le desvelaron, soñando miedos. ¡Bah!, que no se apurara el viejo, aquel o no sería nada. ¡Á cenar!

¿Cenar? ¡Oh! Lo que estaba deseando era tenderse, amar. Pero ¿porqué se movía tanto la tierra? nunca como ahora se movió tan brusca.

Miró hacia arriba, hacia la cumbre del volcán, coronado de reflejos y nubes ¡Qué bello, á la luz, mansamente sideral, de las estrellas! Lo saludó Lo besó con el alma, como á un viejo abuelo.