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Página:Los viages de Marco Polo veneciano - bdh0000046954.pdf/106

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son muy guerreros y no piensan más que en batallar y cazar; ellas cuidan de la casa y de los esclavos hechos en la guerra. Cuando una mujer ha parido, despues que han lavado y arropado al rorro, lo entregan al padre, el cual permanece con su hijo cuarenta dias sin levantarse, como no sea por necesidad. Los parientes y amigos acuden á visitarle y á distraerle, porque dicen que la mujer ya se ha fatigado bastante con llevar al niño nueve meses, y que justo es que el padre se tome tambien el trabajo de cuidarlo: la madre se levanta así que ha parido, atiende á todos los menesteres de la casa y sirve al esposo. Comen en aquel país carne cruda ó cocida y arroz cocido con carne ú otros alimentos. El vino lo hacen del grano últimamente dicho, mezclándolo con especias, y es muy bueno. Emplean monedas de oro y tambien porcelanas: cada dos dracmas de oro valen diez de plata, porque las minas de este metal más próximas están á cinco meses de distancia: la traen los mercaderes y la cambian por oro ganando mucho. No conocen ídolos ni poseen templos: adoran al mayor de la familia, diciendo que de él han salido todos. Desconocen la escritura, y nada tiene de extraño, porque es país muy remoto, situado entre bosques y montañas, y de clima muy insalubre durante el estío, por lo que es poco frecuentado.