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Página:Los viages de Marco Polo veneciano - bdh0000046954.pdf/117

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tes llamado Baian Chinelan, es decir, Baian el de los cien ojos. El rey de Mangi sabía por sus astrólogos que no podía perder su reino sino por un hombre que tuviese eien ojos, y por eso se consideraba muy seguro, pues no era posible creer que hubiese un hombre sí. En esto llevó á la frontera con numeroso ejército Baian, y además con muchas naves que transportaban combatientes, todo lo que había puesto á su enidado el gran señor. Así que estuvo próximo á la ciudad de Quinsai, de la cual hablarém s pronto, le intimó la rendicion; pero los habitantes no quisieron acceder. Siguiendo ade ante Baian, encontró otra ciudad que tampoco quiso rendirse, y de esta manera continuó marchando, porque sabía que detras iba otro ejército del gran Kan. Con cinco ciudades no obtuvieron resultado sus tentativas, pero la sexta fué tomada á viva fuerza, y despues otra y otra: en resúmen doce, hasta que llegó la capital, Quinsai, dónde estaban el rey y la reina. Cuando el rey vió el ejército de Baian tomó tanto miedo, que embarcándose con muchas gentes huyó á lasi las del Océano. La reina se sostuvo en la ciudad, para defenderla como mejor supiera, pero habiéndole ocurrido preguntar el nombre del general enemigo supo cómo se llamaba, y sin más que esto rindió la ciudad. La conquista fué inapreciable, porque