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Página:Los viages de Marco Polo veneciano - bdh0000046954.pdf/176

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te en el reino.» Acomat respondió: «Señor embajador: mi sobrino está equivocado. Esta tierra es mia y no suya, porque yo la he conquistado: decidle que por mi parte le otorgaré dominios en que reinar, que lo consideraré como á hijo, y como al principal de mis magnates, pero que si no se acomo da á esto, haré todo lo posible por matarle.

Trataron los embajadores de disuadirle de tal resolucion, pero todo fué inútil, y se retiraron para poner en conocimiento de su rey lo suce lido.

Argon no sintió ni despecho ni sentimiento: se redujo á exclamar: «No soy digno de vivir ni de gobernar un reino, si no tomo tal venganza, que todo el mundo hable de ella.» Y volviéndose á sus nobles les dijo: «Sin más tardanza, castiguemos de muerte á esos desleales y traidores: mañana irémos contra ellos y los aniquilarémos. » Toda la noche estuvieron disponiéndose unos y otros para la batalla. Cuando llegó la mañana siguiente, Argon animó á sus sollados, Acomat á los suyos y vinicron muy luégo á las manos. It pelea fué espantosa.

Argon hizo prodigios de valor; pero á lo úl timo, viéndose perdido á pesar de todos sas esfuerzos, apeló á una fuga precipitada, aunque en vano, porque los jinetes de Acomat le hicieron prisionero. Alegres con tal captura llevaron al vencedor, quien dispu