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Página:Los viages de Marco Polo veneciano - bdh0000046954.pdf/71

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Dios á Naian! ¡Y sin embargo, era cristiano.» Tanto alborotaron, que llegó á oidos de Cublai, el cual envió á llamar á los cristianos y les consoló diciendo: «Si la Cruz de vuestro Dios no ha servido á Naian, ha sido con justa causa. Vuestro Dios es bueno y no quiere más que lo justo; así es que no podía ayudar á un traidor y desleal á su soberano.» Los cristianos respondieron: «Scñor, teneis razon: la Cruz no protege á los traidores: Naian ha tenido lo que merecía. » Regresó Cublai, vencedor, á su palacio de Cambalue donde se celebraron grandes fiestas. Cuando Caidu supo lo acaecido á Naian, temió padecer la misma suerte.

Ya he dicho que sólo una vez salí á campaña Cublai, y esto por lo señalado y especial del caso: despues confió siempre estas empresas á sus hijos y dignatarios.

CAPITULO II.

PREMIOS AL EJÉRCITO.

Hé aquí cómo lo recompensó el Kan. A los que regían cien hombres, les dió el manlo de mil; á los que mil, el de diez mil, y además regaló á los jefes y soldados joyas; entre ellas tablas de mando y caballos. Las ablas de mando fueron distribuidas así: al capitan de cien hombres, una de plata; al de