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ANDERSEN.

fumado té. ¡Qué golpe tan cruel! Pero lo más triste era que nadie se reía de la desmañada señorita, sino de la pobre tetera mutilada,

« Me acordaré toda mi vida de este lance, decia aun mucho tiempo despues la infeliz, cuando la venía á la memoria su brillante carrera. Me trataron de inválido, me metieron en un rincón como un trasto inútil y un dia me regalaron á una pobre pordiosera que iba mendigando un poco de sopa.

Heme, pues, en las regiones más ínfimas donde reina la miseria; estaba traspasada de dolor, pero comprendí entónces cuánto velaba sobre mí un poder superior y los altos destinos á que estaba llamaba por las vías más extraordinarias.

» Me llenaron de tierra y no comprendía nada aun. Luego metieron en esta tierra una cebolla que procedia del jardín del rey, y que la bella señorita que me quebró, regaló á la hija de la pordiosera.

» Esta cebolla se animó, removió y fué para mí un corazon lleno de vida, de que careeia ántes. Sentia agitarse en mí fuerzas desconocidas y como un pulso que latía. La cebolla retoñaba y crecia; las virtudes ocultas en ella se desarrollabnn admirablemente y se transformaron en una magniñca flor. Al verla, me olvidé de mí misma, de mis dorados y de mi antiguo esplendor. ¡Oh, cuán dulce es olvidarse de sí mismo en ajena contemplacion! La hermosa flor no pensaba