Página:Malva y otros cuentos (1920).pdf/102

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
98
 

mos descontentos de nuestro destino, lo que era muy lógico en nuestra situación.

A veces, nuestro descontento tomaba una forma muy aguda, se convertía en hostilidad hacia todo lo que nos rodeaba, y nos empujaba a hazañas nada lícitas, previstas en el Código penal. Pero, por lo común, éramos unos hombres melancólicos y sombríos, que sóo nos preocupábamos de ganar algo, y que no poníamos gran interés en nada que no nos prometiese un provecho inmediato.

Nos habíamos encontrado los tres en un asilo nocturno, quince días antes de ocurrir lo que, por creerlo interesante, voy a referiros.

A los dos o tres días ya éramos amigos, es decir, íbamos siempre juntos, nos confiábamos mutuamente nuestros deseos y propósitos, partiamos entre los tres cuanto encontraba cada uno; habíamos, en fin, entablado una alianza tácita, defensiva y ofensiva, contra la vida, que nos trataba con manifiesta hostilidad.

Durante el día buscábamos, llenos de celo, la posibilidad de cavar, derribar, aserrar o transportar algo, y si teníamos la suerte de encontrarla, nos poníamos a trabajar con gran energía.

Sin embargo, a las dos horas de trabajo, la energía se nos acababa, por lo general, con motivo, quizá, de que nos creíamos destinados a funciones más elevadas que el hacer pozos negros o limpiarlos, lo que es todavía más desagradable, añadiré para ilustrar al que no conozca el