Página:Malva y otros cuentos (1920).pdf/66

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
62
 

curad no hundir la red... Sobre todo echadla bien al agua y que no se desgarre.

La barca se deslizó en el agua, los pescadores saltaron a bordo, y cogiendo cada uno sus remos, los levantaron en el aire, prontos a hundirlos en el agua.

—¡ Una!

Los remos cayeron todos a la vez; la barca avanzó rápida por la ancha y brillante superficie del mar.

—¡Dos!—mandó el timonel.

Y los remos volvieron a alzarse, como las patas de una tortuga gigantesca.

—¡Una, dos!...

En la costa, junto al cabo de red, habían quedado cinco hombres: Serechka, Vasily y tres más.

Uno de ellos, tendiéndose en la arena, dijo:

— Se podrá dormir aún un poco!

Los otros dos siguieron su ejemplo, y, a poco, tres hombres vestidos de sucios harapos dormían tendidos en la arena, sobre la que parecían informes envo'torios.

—¿Por qué no viniste el domingo?—preguntó Vasily a Serechka, dirigiéndose con él a su cabaña.

—No pude.

— Estabas borracho?

—No. Estuve vigilando a tu hijo y a su madrastra—dijo traquilamente Serechka.

¡Vaya una preocupación! — comentó, riendo, Vasily. No son niños.