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Yo, en cambio, sin necesidad de cabeza, voy siempre camino adelante y me burlo de todo. No te quepa duda de que así adelantaré más que tú.

—¡Claro!—rió quedamente Vasily. Adelantarás mucho y podrás llegar a la Siberia.

—¡Qué miedo!

Y Serechka se echó a reír.

No se emborrachaba, contra lo que esperaba Vasily. E guarda se daba a todos los demonios. No le hacía ninguna gracia tener que ofrecerle otro vaso de vodka, pero estaba seguro de que si no se emborrachaba no soltaría prenda.

Sin embargo, el mismo Serechka acudió en su ayuda.

—¿Por qué no me preguntas nada acerca de Malva?

—¡Me tiene sin cuidado!—dijo con tono indiferente Vasily, que se estremeció, presintiendo una mala noticia.

—Como no vino el domingo... Pregúntame cómo ha pasado estos días. ¿Estás celoso quizá, vejestorio?

No me hagas reír! ¡Hay muchas como ella! —dijo Vasily desdeñoso.

—¿Que hay muchas como ella? ¡Dios mío, qué animales sois los campesinos! Sois de lo más romo...

—¿Por qué defiendes tanto a Malva? ¿Acaso has venido a pedírmela en matrimonio? Se casó conmigo... hace mucho tiempo...

Serechka miró a Vasily atentamente, permane-

Malva
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