Página:Manifiesto á las naciones del Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas (Lima. Imprenta de Ruiz. Año de 1820).djvu/10

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fue ocupada la Banda-Oriental del Rio de la Plata por una expedición nueva y mas fuerte; sitiada y rendida por asalto la plaza de Montevideo: allí se reunieron mayores fuerzas británicas, y se formó un armamento para volver á invadir la capital, que efectivamente fue asaltada á pocos meses, mas con la fortuna de que su esforzado valor venciese al enemigo en el asalto, obligándolo con tan brillante victoria à la evacuación de Montevideo y de toda la Banda-Oriental.

No podia presentarse ocasión mas halagueña para habernos hecho independientes, si el espíritu de rebelión ó de perfidia hubieran sido capaces de afectarnos, ó si fuéramos susceptibles de los principios sediciosos y anárquicos que se nos han imputado. Pero ¿á qué acudir a estos pretextos? Razones muy plausibles tuvimos entonces para hacerlo. Nosotros no debíamos ser indiferentes á la degradación en que vivíamos. Si la victoria autoriza alguna vez al vencedor para ser árbitro de los destinos, nosotros podíamos fixar el nuestro, hallándonos con las armas en la mano, triunfantes y sin un regimiento español que pudiese resistirnos; y si ni la victoria, ni la fuerza da derecho, era mayor el que teníamos para no sufrir mas tiempo la dominación de España. Las fuerzas de la Península no nos eran temibles, estando sus puertos bloqueados , y los mares dominados por las esquadras británicas. Pero á pesar de brindarnos tan placenteramente la fortuna, no quisimos separarnos de España, creyendo que esta distinguida prueba de lealtad mudaría los principios dé la corte, y le haría conocer sus verdaderos intereses.

¡Nos engañábamos miserablemente, y nos li-