Página:Manifiesto á las naciones del Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas (Lima. Imprenta de Ruiz. Año de 1820).djvu/4

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IV

principios que pudieran suscitar contestaciones problemáticas, y hacer revivir cuestiones que han tenido defensores por una y otra parte. Nosotros apelamos à hechos que forman un contraste lastimoso de nuestro sufrimiento con la opresión y sevicia de los españoles. Nosotros mostrarémos un abismo espantoso, que España abría á nuestros pies, y en que iban á precipitarse estas Provincias, si no se hubiera interpuesto el muro de su emancipación. Nosotros en fin darémos razones, que ningún racional podrá desconocer, á no ser que las encuentre para persuadir á un pais que renuncie para siempre á toda idea de su felicidad, y adopte por sistema la ruina , el oprobio y la paciencia. Pongamos á la faz del mundo este quadro, que nadie puede mirar sin penetrarse profundamente de nuestros mismos sentimientos.

Desde que los españoles se apoderaron de estos paises, prefirieron el sistema de asegurar su dominación, exterminando, destruyendo y degradando. Los planes de esta devastación se pusieron luego en planta, y se han continuado sin intermisión por espacio de trescientos años. Ellos empezaron por asesinar á los Monarcas del Perú, y después hicieron lo mismo con los demás Régulos y Primados que encontraron. Los habitantes del pais, queriendo contener tan feroces irrupciones, entre la gran desventaja de sus armas, fueron victimas del fuego y del fierro, y dexaron sus poblaciones á las llamas, que fueron aplicadas sin piedad ni distinción por todas partes.

Los españoles pusieron entonces una barrera á la población del pais; prohibieron con leyes rigurosas la entrada de estrangeros; limitaron en lo posible la de los mismos españoles; y la fa-