Italia, los cambios de vida y costumbres, y áun más que todo esto, los desengaños políticos y sociales, la obra propia de la edad, los vuelos naturales de su alma, hicieron que su admirable facultad de percibir las imperfecciones de las cosas, ante el espectáculo de esas mismas imperfecciones, se sintiera más tocada del llanto que de la risa. La memoria de lo pasado, los desencantos de lo presente, la sombra de lo porvenir, convirtieron en amargos pero maduros frutos las risueñas esperanzas de la juventud, las lozanas flores de la alegría.
Lo breve, lo sencillo, lo proporcionado y rítmico, lo claramente perceptible y claramente explicable, cualidades son éstas que determinan, digámoslo así, la índole de las obras poéticas de Palacio, de cualquier género que éstas sean. De aquí la precisión del fondo, la sobriedad del estilo, la concisión del lenguaje, la brevedad misma de la forma artística y de las combinaciones métricas que nuestro autor emplea generalmente en sus composiciones. De aquí que sean muy contadas