ANGÉLICA MENDOZA
Es la misma táctica seguida con los proletarios revo- lucionarios a los que se los deporta en bloque con tra- tantes de blancas, o se los confina en Usuahía, entre maffiosos y delincuentes comunes, que colaboran con los carceleros a hacerles infernal la prisión. Si bien éso no influye en la decisión de los militantes revolu- cionarios, evidencia en cambio el odio de clase y la perversidad de que hace gala la burguesía en la perse- cución de los que, a pesar de todo, serán sus sepultu- reros.
El problema de la prostitución, apareja una serie de consideraciones cuando se le quiere plantear dialécti- mente.
Previo, es necesario constatar que existen determina- dos conceptos, en algunos sectores revolucionarios so- bre la cuestión. Esas formaciones mentales están. con- dicionados: 1%: por la ignorancia de una verdadera in- terpretación marxista de la prostitución, y 2%: por el Planteamiento subjetivo del hecho que deforma la rea- lidad a través de cada hombre.
La valoración de la prostituta se ha realizado en ba- se de su papel de explotada del “caften” y de la ligazón sentimental que su “trabajo”, crea en los hombres.
En ese sentido aparece como la ofendida y la humi- llada de una injusticia social, que la ha privado por hartazgo de su derecho a una vida humana. en el amor.
Es un despojo humano. Es la víctima del sacrificio al furor masculino. Los poetas le cantan en estrofas patéticas y le llaman: “¡Hermana Prostituta!”; los escritores "pobres, la considera su mejor amiga y es
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